lunes, 8 de diciembre de 2008

A mi estrella

Tengo una estrella que aunque ilumina a much@s, solo es mía.

Mi FAMILIA, macedonia de frutas


Hoy toca comida familiar.
Además de copiosas, son bulliciosas.
Hablamos sin parar, levantamos la voz porque creemos que así nos hacemos oír mejor… Saltamos de tema constantemente.
Parece que se nos acaba el tiempo cuando estamos juntos…
Y la verdad es que, hablamos solamente para ser nosotr@s mism@s, es sacar los adornos, para que nos vean tal y como somos, si hemos evolucionado, si nos hemos estancado, si estamos bien, si hay algo que nos preocupa…
Mi sobrino Santiago es el que menos habla, y yo le digo- ¿qué, no tienes nada que decir?- y él con su punto de ironía contesta- yo grabo para luego rebobinar y más despacio enterarme de algo-. Tiene toda la razón. Somos un caos.
Lo que más me gusta de nuestras reuniones son los encuentros y las despedidas.
Besos, abrazos y hasta nos hacemos los despistados para poder repetir.
Pero realmente de lo que disfruto, además de su compañía, es de la felicidad de mis padres al vernos juntos y como siempre. Su ternura, su “SER” modelo, su disposición para dar, su complicidad, su respeto, su adelantarse a los acontecimientos, su orgullo de padres y abuelos…
Con “mis niños”(sobrinos) me cae la baba, Reconozco que soy muy exigente con ellos, pero es por lo mucho que los quiero.
Porque los quiero , deseo que sean las mejores personas, auténticos y sean felices.
Disfruto con sus éxitos, me duelen sus fracasos y siempre, SIEMPRE, estaré ahí.
Tendré que hablaros de los miembros de mi familia con más detalle, merecen la pena.
Somos como una macedonia de frutas, distintas, pero importantes todas, y cada una aporta su sabor, su aroma y sus vitaminas.