martes, 27 de octubre de 2009

Yo no soy un peón

Hay quien monta una partida de ajedrez con su propia vida sin saber jugar, y… claro ,le da unas obligaciones a cada unas de las piezas, intenta jugar sobre todo con los peones… le sale mal, los peones se revelan y pierde la partida.
El jugador criminaliza y culpabiliza a los peones, todo menos pensar que se ha planteado mal la partida, hacerse la víctima no le resolverá nada, al contrario, se quedará sólo y ya nadie se colocará en su tablero.
Cuando un jugador no se replantea sus fallos de estrategia, sus errores, sus meteduras de pata, el mentirse a si mismo y no cambia de razonamiento la cosa seguirá sin salirle como quiere.
Hay jugadores que no escuchan, no quieren ver la equivocación… y así no hay cambio de rumbo.
Hace un tiempo ya, escribí algo que sentía sobre alguien…
“Los miedos, las desconfianzas, los celos y quizás hasta los deseos no compartidos consiguen que Ella no sea feliz.
Ella es joven pero parece adulta en amarguras, tan planificadora de sus deseos que no percibe la realidad, confusa y desilusionada anda por su vida.
El mundo parece su enemigo, no sabe que es Ella quien se hace daño, sus incoherencias, su egocentrismo, su no saber querer la maltratan . A veces se culpabiliza…pero vuelve una y otra vez a perseguir una quimera.
Me da mucha pena pero a la vez necesito poner distancia, me ha dado un protagonismo en su nebulosa historia que no tengo ni quiero tener.
Para quien no se deja ayudar no me quedan fuerzas, no lo intentaré.”