jueves, 15 de enero de 2009

Vivido...

Ayer recibimos en NeverLand una triste noticia, la madre de Maite había muerto, de forma repentina, en su cama , nadie se había enterado, hasta que por la mañana su nieta la iba a despertar. Deseo que haya sido de una forma dulce, sin darse cuenta de que se iba.
He sentido mucha pena y he recordado muchas cosas.
De los recuerdos os deseo hablar.
Era un cinco de agosto de 2000, sábado… mi marido se despertó tarde para lo que en él era costumbre, eran las 8:30 , se sentía cansado y como él decía perezoso, no le apetecía mucho ir a pasar el día a una explotación ganadera con la que había soñado e intentaba sacar adelante.
Su sueño era ese, vivir en el campo, tener animales y disfrutar de lo que él pensaba que era calidad de vida. Todavía faltaba mucho para lo que él pretendía. Tan solo hacía dos años que había empezado con la plasmación del sueño. Es cierto, ya tenía seiscientas cabezas y una familia que las cuidaba pero había que invertir mucho… pero al menos ya se sostenía.
Cada sábado subía y trabajaba… vacunaba, desbrozaba, hacía de carpintero levantando una valla, hacía de albañil construyendo una bañera para las ovejas, segaba…. Es decir, hacía lo que fuese necesario para que todo aquello tomase la cara que él quería.
Pues esa mañana del cinco de agosto… le costaba levantarse, y yo que veía que estaba cansado, intenté convencerle para que se quedase en casa, iríamos a la compra, descasaríamos y pasaríamos el día juntos, además habíamos quedado en ir a cenar a casa de mis padres, estaban de fiestas en el pueblo. Pero no, no se dejó convencer, el sábado era el único día que tenía para supervisar y trabajar en la finca. Así que lo preparó todo y se fue.
Yo pasé el día sola, ya que mi sobrino Fernando también había ido a comer con sus padres y con parte de su familia paterna.
Era un día muy caluroso, de los de agosto que podemos sufrir en Ourense , así que entre baños en la piscina y lecturas a la sombra pasé la tarde.
Sobre las 8 de la tarde llegó mi sobrino y nos pusimos a charlar y luego yo me disponía a ducharme y a vestirme para ir a la cena y esperar que mi marido llegase, no tardaría ya, sonó el teléfono y… era el trabajador que teníamos en la finca, muy alterado y yo apenas le entendía nada… en portugués, alterado y con el filtro del teléfono yo no alcanzaba a entender todo lo que me decía pero sabía que algo iba mal… me puse algo encima y nos fuimos a la Residencia Sanitaria, a urgencias…
Mi marido estaba con un dolor insoportable en la pierna derecha… y estaban ya haciéndole un montón de pruebas… pero no lo daban diagnosticado… creían que podía ser un rebrote de la brucelosis que había padecido en los meses anteriores, él mismo se había contaminado en una de las vacunaciones del ganado.
Esperando resultados … a las dos y pico de la madrugada nos subieron a planta… y ya pudo dormir tranquilo con el efecto de los sedantes. El domingo lo pasó con mucho calor pero tranquilo hasta que al final de la tarde los riñones ya no le respondían… se lo llevaron…le hicieron no sé que pruebas… y por fin aparece el diagnóstico … Aneurisma de Aorta atípico… y ahí empezó el calvario… no había vuelta atrás, era fulminante e irreversible… yo sentía morirme, notaba como cada uno de mis órganos se quemaba, tenía dificultades para sostenerme en pié… pero estaba él y no podía enterarse de que se moría, quise evitarle esa angustia… y no sé como lo hice ni quien me ayudó… recuerdo que el médico me decía, pregunta por ti… pero si no eres capaz de controlarte no te dejo entrar… así que yo me estiré, pensé que no podía llorar ni temblar para que no notase nada… así que él estaba convencido que lo único que tenía era un coágulo en la pierna derecha y que había que intervenir… lo de la intervención se lo inventó el médico para justificar un viaje a POVISA ,centro médico de Vigo que en aquel momento tenía el mejor equipo de cardiovascular de Galicia… se negaba certificar que no había nada que hacer, así que como un favor personal… solicitó que lo diagnosticasen en Vigo… allá nos fuimos, él en la ambulancia con médico y enfermera y nosotros detrás…de mi familia yo era la única que me daba cuenta de la situación real… mis padres, mis hermanas, mis sobrinos… decían que era imposible… que no podía ser. Cuando llegamos a POVISA y lo bajaron de la ambulancia con aquellas risas y bromas yo… bajé la guardia y pensé… no puede ser cierto… pero a los pocos minutos… cuando uno de los médicos no pudo mirarme a los ojos volví a la realidad.
Confirmaron el diagnóstico. Había que volver a casa , bueno, a la UVI del centro ourensano, podía durar horas o días, era fuerte, había sido deportista y ni fumaba y ni bebía.
Pero para volver él no podía darse cuenta, estaba convencido que lo operarían del coágulo en la pierna…me explicaron lo que le darían, no perdería la conciencia pero sí perdería la noción de donde estaba…creía que lo estaban preparando para la operación, pudo abrazar a todos los que estábamos, mis padres, mis sobrinos, mis tíos, sus hermanos, sus tíos… y avisaron a la ambulancia que nos traería de vuelta, pero cuando llegó… ya se había dormido para siempre. Yo no me separé ni un minuto de él… y hablamos, y hablamos… él hacía planes… y yo no podía decir nada. Me dí cuenta perfectamente de cuando espiró, sonrió y se quedó, eran las 14:30 del lunes siete de agosto; permanecí con mi cabeza sobre él y sin llorar, sin moverme, porque recordaba que había oído que si lo hacía podía oírme. No sé el tiempo transcurrido… pero cuando vinieron a sacarme de allí a mi me había parecido mucho. Entonces lloré…y empezó a dolerme el cuerpo… pero estaba mi gente, y yo no podía derrumbarme ante mis padres…Tuvimos que esperar que lo preparasen todo para regresar a casa, ahora si volvíamos a casa de verdad.
Recuerdo las conversaciones con mis padres, los abrazos, las miradas…
Al regresar a casa ya mis hermanas y mi sobrino Oscar lo tenían todo preparado y a mi me entró una actividad frenética… participé en todos los pasos que había que dar para prepararlo todo.
Lo vivido en esas horas, no llegaros ni a 48, ha sido muy duro… durísimo… pero quedaba todavía mucho por padecer.
Creo que será lo último que ponga en mi blog sobre esto, aunque recuerde segundo a segundo los dos días siguientes.
Perdonad por estos recuerdos que os he dejado aquí, pero es lo que ayer he vuelto a recordar.