Dándole vueltas y más vueltas a situaciones y comportamientos humanos me he acordado que hace mucho tiempo ya, había hecho una reflexión sobre perdedores/as y triunfadores/as… la equivocación o el acierto en conceptos básicos de cómo ser y encarar la vida traen consigo la felicidad o el sentirse desgraciado…
A ser feliz se aprende… con más o menos esfuerzo, pero se aprende.
Os dejaré aquí la reflexión de la que os hablaba.
VENCEDORES/AS Y DERROTADO@S
Cuando un/a triunfador/a comete un error, dice; “me equivoqué” y aprende la lección. Mientras un/a perdedor/a dice: “no fue culpa mía” y responsabiliza a l@s otr@s.
Un/a triunfador/a sabe que la adversidad es el mejor de los maestros y un/a perdedor/a se siente víctima durante las adversidades.
Un/a triunfador/a sabe que el resultado de las cosas depende de sí mismo y un/a perdedor/a cree que existe la mala suerte.
Un/a triunfador/a trabaja mucho y dedica más tiempo para sí mismo y un/a perdedor/a está siempre “muy ocupado” y no tiene tiempo siquiera para los suy@s.
Un/a triunfador/a enfrenta los desafíos uno a uno y un/a perdedor/a los rodea y no se atreve a intentar. Un/a triunfador/a se compromete, da su palabra y cumple, un/a perdedor/a hace promesas y cuando falla sólo se sabe justificar.
Un/a triunfador/a dice: “soy bueno, pero puedo mejorar” mientras que un/a perdedor/a: “no soy tan malo como otros”.
Un/a triunfador/a escucha, comprende y responde y el/la perdedor/a no espera que llegue su momento de hablar. Un/a triunfador/a respeta aquellos/aquellas que saben más y se preocupa en aprender algo de ellos/ellas, mientras un/a perdedor/a se resiste a todos/as los/as que saben más y sólo se fija en sus defectos.
Un/a triunfador/as es parte de la solución; en cambio un/a perdedor/as es parte del problema.
A ser feliz se aprende… con más o menos esfuerzo, pero se aprende.
Os dejaré aquí la reflexión de la que os hablaba.
VENCEDORES/AS Y DERROTADO@S
Cuando un/a triunfador/a comete un error, dice; “me equivoqué” y aprende la lección. Mientras un/a perdedor/a dice: “no fue culpa mía” y responsabiliza a l@s otr@s.
Un/a triunfador/a sabe que la adversidad es el mejor de los maestros y un/a perdedor/a se siente víctima durante las adversidades.
Un/a triunfador/a sabe que el resultado de las cosas depende de sí mismo y un/a perdedor/a cree que existe la mala suerte.
Un/a triunfador/a trabaja mucho y dedica más tiempo para sí mismo y un/a perdedor/a está siempre “muy ocupado” y no tiene tiempo siquiera para los suy@s.
Un/a triunfador/a enfrenta los desafíos uno a uno y un/a perdedor/a los rodea y no se atreve a intentar. Un/a triunfador/a se compromete, da su palabra y cumple, un/a perdedor/a hace promesas y cuando falla sólo se sabe justificar.
Un/a triunfador/a dice: “soy bueno, pero puedo mejorar” mientras que un/a perdedor/a: “no soy tan malo como otros”.
Un/a triunfador/a escucha, comprende y responde y el/la perdedor/a no espera que llegue su momento de hablar. Un/a triunfador/a respeta aquellos/aquellas que saben más y se preocupa en aprender algo de ellos/ellas, mientras un/a perdedor/a se resiste a todos/as los/as que saben más y sólo se fija en sus defectos.
Un/a triunfador/as es parte de la solución; en cambio un/a perdedor/as es parte del problema.