miércoles, 7 de octubre de 2009

Confiar en quien no se lo merece

De confiar en quien no se lo merece sé yo un poco…
Confías en esa compañera de estudios que se acerca zalameramente y acabas descubriendo que lo único que pretende es que le pases tus tareas y si se puede le apuntes en los exámenes.
Confías en ese amigo que te trata de forma diferente… pero pretende lo de muchos otros.
Confías en esa compañera de trabajo que no acaba de gustarte pero como un entorno cordial ayuda a que el trabajo sea mejor, el tiempo y el ansia de trepar desbaratan los buenos propósitos.
Confías en la tendera que te pone la fruta que le has pedido “que esté durita” y te cuela la pieza a punto de pudrirse.
Confías en las palabras de las personas y resultan un “guión elaborado”
Confías en quien tú crees que es tu amigo, y todo eso es un fraude.
Confías en esa persona que has votado con ilusión porque te parecía diferente y jajajajaja … es más de lo mismo.
Confías en que “las apariencias engañan” y das oportunidades, pues no, muchas veces las apariencias es lo que hay y es.
Confías en que quien te besa es por cariño y resulta que simplemente es un “quiero, necesito o que me vean”.
Confías en que a quien le tiendes la mano no te la va a morder… Ay!! Qué mordisco!!
Confías en quien ha sufrido porque piensas que el que sabe lo que es el dolor no te hará daño… y resulta eso de “ si yo he padecido que padezcan otros”.
Confías en que lo que se dice es lo que se piensa y se hace y nada que ver… hipocresías, mentiras e incoherencias.
Confías en que si tratas bien no viene a cuento que te traten como diana de furias, maldades y otras hierbas.
Confías… y confías… y no se lo merecen, pero de entrada seguiré confiando, nadie se merece que le hagan pagar los “crímenes” de otros.