Hace 33 años que a las siete y media de la mañana sonaba el teléfono en casa de los abuelos… ellos ya habían salido hacia sus trabajos… era tu padre, con la noticia de que habías nacido tú, Fernando… habías llegado al mundo rápido, sin apenas importunar a tu madre…
Llegabas para llenarnos de ilusión y ternura… eras un niño precioso y desde el comienzo nos distes muestras de que querías tenernos pendiente de ti… comías poco, nos embadurnabas con los restos de tu biberón… tu mirada, tu sonrisa y tus gestos nos tenían a todos locos… Nos peleábamos por tenerte en brazos o cuidarte… por primera vez vi a los abuelos haciendo lo que querían realmente, te mimaban y creo que mal criaban… siempre se lo he dicho…
Crecías y a nosotros no se nos iba la tontería, presumíamos de niño…disfrutábamos contigo, a mi me encantaba sobre todo la hora del baño… ¡qué lindo estabas!
Vino la guardería, luego el colegio y afición por el deporte… eras tranquilo en todas partes excepto jugando al futbol … protestabas, hablabas y siempre intentamos corregirte, pero nunca nos hacías caso…
Que te quiero ya lo sabes, siento un agradecimiento infinito por protegerme, cuidarme o acompañarme y no sé yo si te lo demuestro suficientemente… Me siento muy orgullosa de la persona que eres aunque sé que te quedan muchas cosas que aprender y sé que lo harás porque eres un hombre de bien, en lo que más destacas es en tu gran corazón y en la facilidad que tienes en sentir afecto hasta con los más opuestos a ti.
Verte feliz es mi mayor y mejor deseo, no podré estar ahí otros 33 años, pero da igual, disfrutaré de ti mientras dure.
Te quiero y ya está.