martes, 28 de julio de 2009

En la lejanía…

Hasta en las situaciones vitales más satisfactorias sientes que alguien o algo está lejano a ti y que te lo pierdes.
Os cuento mis lejanías … las que yo marco , en las que me relegan a mi o simplemente la vida ha decidido.
La lejanía peor, porque no tiene vuelta atrás, es la de la persona a la que necesitas y con la que has subido peldaños muy importantes y ya no subes de la misma forma los que te quedan pendientes. No llega que sientas su compañía en el alma y en el recuerdo… no son suficientes que pretendas crear la ilusión de que te acompaña y te aconseja… es pura recreación ensoñadora… pero aunque así es la realidad, yo seguiré recurriendo a él, a mi lejano/cercano.
Luego están otras lejanías…
La de los seres a los que quieres y porque nos separa la distancia no puedes abrazar y a veces ni reconfortas ni sientes su calor.
Está también la de las personas con las que te tocas pero su alma permanece enterrada en otros mundos, el suyo, en el de los miedos, en el pasado castrante o a saber cual.
Están las distancias de caracteres y visiones de la vida.
Hay lejanías premeditadas… las del yo no quiero y las del tú tampoco deseas.
Las hay que sólo son circunstancias y acciones que no quieres “perdonar” o simplemente han creado cadenas de desconfianza.
Ah!! Y están las de los prejuicios, sentencias y bobadas.
Supongo que puede haber muchas más… ahora mismo yo no las recuerdos, pero podéis avivarme la memoria.