lunes, 13 de julio de 2009

Me gustaría ser...


Me gustaría ser
Una tarde, hace muchísimo tiempo, Dios convocó a una reunión.
Estaba invitado un ejemplar de cada especie.
Una vez reunidos, y después de escuchar muchas quejas,
Dios soltó una sencilla pregunta: ¿Entonces que te gustaría ser?;
a la que cada uno respondió sin tapujos y a corazón abierto:
La jirafa dijo que le gustaría ser un oso panda
El león rogó ser gato.
La nutria, carpincho.
El caballo, orquídea.
El elefante pidió ser mosquito.
El águila serpiente.
La liebre quiso ser tortuga, y la tortuga, golondrina.
Y la ballena solicitó permiso para ser zorzal…
Le llegó el turno al hombre,
quien casualmente venía de recorrer el camino de la verdad,
hizo una pausa, y esclarecido exclamó:
“SEÑOR YO QUISIERA SER… FELIZ”.
Y para ser feliz …
Se cuenta una fábula acerca de un joven huérfano que no tenía familia ni nadie que lo amase. Sintiéndose triste y solitario, caminaba un día por un prado cuando vio una pequeña mariposa atrapada en un arbusto espinoso.
Cuanto más pugnaba la mariposa por liberarse, más profundamente se le clavaban la espinas en su frágil cuerpo. El muchacho liberó con cuidado a la mariposa, pero ella, en lugar de irse volando, se transformó ante sus ojos en un ángel.
El muchacho se frotó los ojos sin poder creerlo mientras el ángel decía:
- Por tu maravillosa bondad, haré lo que me pidas.
El muchachito pensó por un momento y luego dijo:
- Quiero ser feliz.
- Muy bien –le respondió el ángel y luego se inclinó hacia él, le susurró al oído y desapareció.
Al crecer el pequeño, no hubo nadie en el país más feliz que él. Cuando la gente le pedía que les dijese el secreto de su felicidad, solamente sonreía y decía: “Escuché a un ángel cuando era niño”. En su lecho de muerte, sus vecinos se reunieron a su alrededor y le pidieron que divulgase el secreto de su felicidad antes de morir. Finalmente, el anciano les dijo: “El ángel me dijo que cualquiera, sin importar lo seguro que pareciese, fuese joven o viejo, rico o pobre, me necesitaría”.
Con frecuencia amamos las cosas y usamos a las personas,cuando en realidad deberíamos usar las cosas y amar a las personas.