domingo, 4 de enero de 2009

Asumir y enfrentarse a la pérdida


Hoy hablaré del dolor de la pérdida de un ser al que amas.
El post de mi amiga María y algo que hablamos estos días me ha ayudado a tomar la decisión de contar mi experiencia, ojalá te valga de algo y poco a poco te liberes de tu angustia…
La pérdida es tan dolorosa e insoportable que parece que te quema el alma, sientes que tú también mueres un poco o un mucho… por eso hay que enfrentarse a ella lo antes posible para no prolongar la agonía…
Hay que pensar en la gente que nos quiere y en nosotros mismos…tenemos que sanearnos y cuidar a los que quedan.
Después de la muerte de mi marido, mi gran temor era a volverme loca, a aislarme, a hacerme una resentida o simplemente a autocompadecerme.
Era Agosto del 2000, concretamente el día 7…así que estaba de vacaciones hasta el 1 de septiembre… tenía tiempo… lo primero que hice es repartir sus cosas según lo que yo creía que a él le gustaría y a la vez sentía que repartía trocitos de su alma.
Pasee toda mi ciudad, una y otra vez, tenía que enfrentarme a los recuerdos que cada esquina me traía, tenía que normalizarlo, pasar la primera vez era angustioso, no podía controlar el llanto y llegaba a casa agotada y tensionada… pero al día siguiente volvía a lo mismo… me costó una semana de ejercicio el poder asumir que él ya no me acompañaría más… los lugares no son nada, lo importante es lo vivido, los recuerdos, y eso siempre los tendría.
A finales de agosto operaron de apendicitis a uno de mis sobrinos, mi familia no quería que fuese a visitarlo por lo que supondría de trastorno emocional enfrentarme al lugar donde se había desencadenado el principio del fin. Pero fui, y nada de ascensores… es cierto, la primera vez que pasé por la planta de la UVI casi me desmayo del dolor, pero subí y bajé tantas veces hasta que he sido capaz de olvidarme en que planta estaba…eso sí, acabé con tantas agujetas que duraron semanas.
Estas agujetas, sumadas a muchas otras duraron más de un año. Dormía apenas nada, me refugiaba en mi trabajo y ahora que lo pienso, no entiendo como mi cuerpo y mi mente lo han soportado. Pero me ha hecho fuerte.
He estado tres años sin poder escuchar música, todo me hacía referencia a él y no quería pasarme el día llorando… era algo que tenía pendiente todavía… pero un día, aprovechando que estaba sola en casa, empecé a escucharla, lloré mucho… pero a medida que lloraba iba liberando mi angustia e iba asumiendo mi soledad.
Hay algo que todavía no he recuperado, ir al cine sola, lo he intentado, pero la vez que lo he hecho he sentido tanta ansiedad y me he encontrado tan ahogada que salí de la sala y no he vuelto. Pero volveré a hacerlo, aunque solo sea para demostrarme que sí puedo .
Llega Diciembre… y empieza con una riada , el agua entra en mi jardín y tal y como se desencadenaban las cosas creía que perdería mi casa, pero no… no ha tocado a la casa, hay cuatro escalones para subir al porche, y el agua se ha quedado en el tercero.
Llegan las Navidades, y yo le tenía mucho miedo… me apetecía quedarme dormida y despertarme en Enero… no quería reuniones familiares y todas esas cosas… pero no he podido convencer a mi familia, y ante la posibilidad de que desembarcaran todos en mi casa me fui a la de mis padres, cenamos y de alguna manera marcamos lo que serían las siguientes, con naturalidad hablamos de quien faltaba, la emoción estaba en el ambiente. Aquella noche dormí mucho, estoy convencida que en algún momento alguien me echó una pastilla o lo que fuese para dormir, Fernando, mi sobrino el mayor , se acostó conmigo, me gastó un sinfín de bromas… pero no recuerdo mucho más.
A veces pienso en como serían las cosas sin aquellos grandes esfuerzos… es cierto, he estado meses y meses somatizando en alergias cutáneas de tipo emocional… pero todo eso ya ha pasado…
He escrito mucho, pero lo rompía todo o lo quemaba… me daba pudor… pero hace poco he decidido que no romperé nada más y noto que la liberación es mayor.
Se me quedan muchas emociones y cosas en el tintero… pero por hoy ya es suficiente, un día quizás os cuente como ha sido el “momento” de enfrentarme a lo irreversible, a saber que se iba.
Perdonad este post, pero María necesita saber que tiene que asumir la pérdida física de su madre, que tiene que retomar el disfrutar de los lugares compartidos con ella, que quizás, si los ve como un refugio de paz los miedos se irán marchando. Y saboreará los recuerdos que nunca se irán.

No hay comentarios: