A veces nos sentimos heridos y es uno mismo quien se hace la herida.
Cuando dejamos que anide el rencor en nuestros corazones, de nada que haga el otro, nos hiere.
Cuando ponemos nuestro protagonismo como arma para animar el cotarro, al que destaca , decimos que nos hiere.
Cuando me siento intocable, a quien me roza lo acuso de herirme.
Cuando tengo distintas varas de medir, lo poco, me hiere, porque quizás esté usando la vara mayor.
Cuando compito, de nada que me adelantan, o simplemente que se pongan a mi altura, me hiere, y quizás, me lamente, pero no busque como curar la herida.
Sí de verdad sentimos las heridas, deberíamos buscar la forma de curarlas, de sanearlas. No llega con que nos pongan una tirita para que nos calme el escozor de esa herida.
Quizás tengamos parte de la responsabilidad en el porqué de esas heridas, entonces también tenemos que ser protagonistas para buscar los bálsamos que la alivien, y sobre todo ir aprendiendo el como evitarlas.
El 100% de la culpa no existe. Sí evitamos culpabilizar siempre a los otros de nuestros males algo llevaremos adelantado para que la herida, sí aparece, duela menos.
A mi las heridas siempre me dan pena, las mías y las de los demás, porque significan dolor.
Cuando dejamos que anide el rencor en nuestros corazones, de nada que haga el otro, nos hiere.
Cuando ponemos nuestro protagonismo como arma para animar el cotarro, al que destaca , decimos que nos hiere.
Cuando me siento intocable, a quien me roza lo acuso de herirme.
Cuando tengo distintas varas de medir, lo poco, me hiere, porque quizás esté usando la vara mayor.
Cuando compito, de nada que me adelantan, o simplemente que se pongan a mi altura, me hiere, y quizás, me lamente, pero no busque como curar la herida.
Sí de verdad sentimos las heridas, deberíamos buscar la forma de curarlas, de sanearlas. No llega con que nos pongan una tirita para que nos calme el escozor de esa herida.
Quizás tengamos parte de la responsabilidad en el porqué de esas heridas, entonces también tenemos que ser protagonistas para buscar los bálsamos que la alivien, y sobre todo ir aprendiendo el como evitarlas.
El 100% de la culpa no existe. Sí evitamos culpabilizar siempre a los otros de nuestros males algo llevaremos adelantado para que la herida, sí aparece, duela menos.
A mi las heridas siempre me dan pena, las mías y las de los demás, porque significan dolor.
He recordado la letra de una canción, aquí os dejo retazos de ella:
"Como después de la noche brilla una nueva mañana.
Así también es tu llanto ,hay una luz de esperanza.
"Como después de la noche brilla una nueva mañana.
Así también es tu llanto ,hay una luz de esperanza.
Como después de la lluvia llega de nuevo la calma.
Y vamos abriendo puertas, y vamos cerrando heridas.
Pasito a paso en la senda vamos a hallar la salida.
Como a través de la selva se van abriendo caminos.
Así también en la vida se va labrando el destino.
Abriendo puertas, cerrando heridas.
Que en la vida hay tanto por hacer
deja tu llanto y echa pa'lante con fe.
No existen barreras para ti si te propones serás feliz, muy feliz.
Abriendo puertas, cerrando heridas.
Que el fracaso es puro invento, ya no me vengas con ese cuento, no, no".
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