domingo, 1 de febrero de 2009

Otra vuelta de tuerca


Desde que se desató la polémica por la implantación de la asignatura Educación para la Ciudadanía, no he parado de informarme y darle vueltas.
He leído el Diseño Currícular Base para desentrañar los objetivos y contenidos, deciros que los contenidos se dividen en : conceptos, procedimientos y actitudes. No he visto nada dañino ni pernicioso, tan solo buenas intenciones y que cierto tipo de formación llegue a tod@s. No ataca ni credos ni fes. No excluye una formación religiosa, ni las libertades de las familias.
Pero tanto revuelo y a veces ataques tan directos … y la mayoría de las ocasiones sin la información directa y correcta, ha hecho que le siga dando más vueltas de tuerca.
¿Por qué tanto miedo a que se trabaje en las aulas cuestiones elementales que afectan al ser humano, como individuo y como integrante de la colectividad?
Durante 28 años he estado trabajando en lo que llamábamos Formación Humana.
Trabajábamos en la búsqueda de la propia identidad, el hacernos responsables y desarrollar el compromiso con nosotros mismos y con la sociedad que nos tocaba vivir.
Trabajábamos el amor a uno mismo y a los demás, hoy se le llama autoestima y empatía.
Le buscábamos explicaciones y trabajábamos : lo que éramos, sentíamos y los comportamientos en cada una de las etapas de nuestro crecimiento.
Trabajábamos el respeto a las diferencias individuales y con respeto.
Analizábamos, trabajábamos las relaciones humanas, familiares, intergeneracionales y entre iguales.
Trabajábamos valores como la libertad, la justicia, la honradez, la igualdad, la solidaridad y la paz.
Analizábamos la historia social y tratábamos de desarrollar nuestro espíritu crítico y buscar la verdad.
Reflexionábamos sobre la necesidad de cultivar, cuidar y ensanchar nuestro espíritu.
Nos enriquecíamos reflexionando sobre la necesidad de que el ser fuese más importante que el tener y que el equilibrio y la felicidad fuese la meta.
Nos empapábamos de otras culturas y tratábamos de aprender a respetarlas, aprendíamos de lo bueno y de lo malo.
… y sobre todo nos relacionábamos, nos enriquecíamos y complementábamos.
De verdad… yo creía que estaba cumpliendo con mi deber, y que lo que hacía era necesario y lo correcto.
Y ahora, algun@s dicen que eso no debe de ser, que está mal, que atenta contra las libertades… no sé yo como interpretarlo y que pensar, porque a mi los mitos de paraísos perdidos y de apocalipsis castigadoras me parece que si son engaños y falacias.
Pero si me he equivocado, sí lo he hecho mal, pido perdón a todas esas generaciones de alumn@s que han compartido espacios, tiempos y enseñanzas conmigo.
Eso sí, les doy las GRACIAS por haberme aguantado, haberme dado tantas satisfacciones, enseñanzas y cariño.
Pero … aún así, creo que volvería a hacer lo mismo, tratando de corregir los errores.
Soy una privilegiada!!!! He disfrutado mucho, he sido feliz y sobre todo he hecho lo que quería y sentía.
Respeto demasiado a “los alumn@s” como para no trabajar con ell@s la búsqueda de un mundo mejor y no respetar su libertad y autonomía.

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