jueves, 12 de marzo de 2009

Un gran hombre... mi ABUELO paterno.


Hoy os hablaré de mi abuelo paterno.
Era un hombre de bien. Sus nieto@s le adorábamos y éramos 13.
Hace ya 27 años que no lo tenemos, pero me acuerdo todos los días de él. Mi padre cada día se parece más a él…
Recuerdo su ternura, su hombría y su sabiduría. Con él he aprendido a pensar en cosas que en el colegio no me enseñaban.
Mi abuelo era un hombre libre y sin miedos, generoso y muy honrado.
Era muy respetado hasta por el “enemigo”.
Recuerdo sus risas, sus besos y hasta sus lágrimas de emoción cuando alguien de los suyos tenía un éxito.
Sus manos morenas, delgadas y encallecidas por el trabajo eran suaves cuando nos acariciaba.
Era un hombre de figura delgada y pequeña, de fuerte y franca mirada, de palabras sabias y siempre cercanas.
Tengo en mi memoria sus historias, sus explicaciones y sus razones.
En mi alma está su cariño y el mío. Si tenía nietos favoritos no lo notábamos. Era todo emoción e ilusión al tenernos a todos juntos, buscaba espacios y tiempos.
Quería mucho a sus hijos y por extensión a sus parejas, a mi madre la adoraba y yo eso, lo notaba. Recuerdo sus confidencias y charlas sobre la vida, sobre nuestra educación…
Si yo quería que mis padres me dejaran hacer cierto tipo de cosas que en aquellos tiempos no eran frecuentes y bienvistas en las mujeres, yo, antes lo hablaba con mi abuelo… y él me preguntaba los porqués, yo se los explicaba, luego él me ponía al día de las consecuencias que me traería… y al final hablábamos con mis padres, y en las cosas importantes nos poníamos de acuerdo.
Los tres me han enseñado a ser yo y aceptar las consecuencias de mis acciones, si me equivocaba me ayudaban a aprender del error.
A veces lo echo tanto de menos…alguna que otra noche puedo hasta imaginar lo que me diría y la caricia que me daría.
Te quiero abuelo.

1 comentario:

AloneLuin dijo...

Esos grandes seres queridos nunca nos abandonan. Yo a veces pienso que sus recuerdos forman parte de los míos, como si en mi interior todavía perdurasen las voces de mis antepasados.

Y mucha de la nostalgia que a veces me invade, no es la mía propia, sino la de mis ascendentes.

Que tu abuelo enriquezca tu memoria.

Salu2